-PINOFRANQUEADO.- Por segundo año consecutivo elegimos ese pueblo donde
pasar unos días de descanso veraniego y como punto de partida para nuestros
recorridos por el entorno. Nos alojamos en el mismo hotel. En aquella ocasión,
desde la tarde del día 30 de julio hasta la mañana del día 4 de agosto, lo que
supuso un total de cinco noches. Las tres últimas jornadas se unieron a
nosotros un matrimonio amigo: Joaquín y Charo.
Los desplazamientos por la comarca fueron en parte diferentes a los del
año anterior con motivo de conocerla con el mayor detalle posible. Como caso
más notable visitamos El Gasco, una
alquería de Nuñomoral que conserva el mayor conjunto de casas tradicionales,
construidas en mampostería de pizarra, supongo que más como reclamo turístico
que como viviendas habituales, pues la mayoría están deshabitadas y las que no,
ya modernizadas.
Una mañana nos llegamos hasta las ruinas de la población romana de Cáparra, que atravesaba la antigua
calzada llamada Vía de la Plata.
Cuando hace años transitaba con frecuencia por la carretera N-630 al
norte de la provincia de Cáceres, siempre me llamaba la atención un arco de
piedra que emergía solitario en mitad del campo, aunque su aspecto no daba
lugar a dudas de que se trataba de una construcción romana.
Por aquella excursión tuve la oportunidad de desvelar el misterio. Se
trata de un imponente arco cuadrifronte,
único de esas características erigido en Hispania. Se situaba en el foro,
donde confluían las dos arterias urbanas principales. Por las inscripciones
latinas en uno de sus pilares, sabemos que lo mandó construir Marcus Fidius
Macer a finales del siglo I D.C.
Con la visita que hicimos al centro de interpretación allí situado y el
placentero paseo que dimos por la zona excavada, quedamos instruidos de su
interesante historia. Llegó a ser municipio en el siglo I, cuando el “Edicto de
latinidad de las provincias de Hispania”, decretado por el emperador
Vespasiano.
Nos mereció la pena el desplazamiento, completado con el almuerzo en un
poblado a orillas del cercano y extenso pantano de Gabriel y Galán.
En realidad, nuestra meta inicial, que no alcanzamos, no era otra que
recorrer las solitarias calles de Granadilla, pero no lo aconsejaban las
calurosas horas a que llegamos y después no tuvimos la ocasión propicia.
Ese pueblo pintoresco y monumental, cabecera de la comarca, fue
expropiado, desalojado y los vecinos realojados en otros próximos a partir de
mediados los años sesenta, cuando estaba previsto que quedara cubierto por las
aguas del embalse. Resulta que no fue así y tras cambiantes y rocambolescas decisiones
administrativas, terminó por ser declarado Conjunto Histórico Artístico en 1980
y comenzar su restauración desde entonces, pero continúa deshabitado de forma
regular. Los antiguos vecinos acuden el 15 de agosto para seguir una
tradicional celebración religiosa o el día de los difuntos.
Mi cuñado, quien ya conocía esa experiencia, nos aseguraba que se siente
una sensación de soledad y misterio pasear por sus despobladas calles. Aunque
existe un horario determinado para poder hacerlo.
A quienes interese esta curiosa historia, los remito al enlace anterior.
-SIERRA DE GATA.- Comentaba en el capítulo anterior que, para no
extenderme, dejaría para éste el relato sobre esa comarca, lindante con Las
Hurdes y también fronteriza con Portugal.
Esa zona también es muy montuosa y arbolada, con bosques de pinos y
olivos, pero en ese caso son, además, muy abundante los robles. En algunos
pueblos aún conservan dialectos propios y diferentes entre sí. Cada uno tiene
su nombre.
Los pueblos para nosotros más representativos, al menos los que más
visitamos, fueron los siguientes:
-Acebo.- Típico y nombrado por sus artesanales labores de encajes de bolillos,
pero lo que más nos atraía eran sus piscinas
naturales, incluso una de ellas con playa
de césped, contando además en las cercanías con un amplio chiringuito, bien
acondicionado y con variada oferta de comidas, en especial embutidos y carnes a
la barbacoa y todo a precios razonables.
-Robledillo de Gata.- Varias fueron las veces que
disfrutamos paseando por ese pueblo de bello conjunto arquitectónico, de calles
con frecuencia estrechas y tortuosas y muchas de sus casas construidas con
mampostería de pizarra y circundado por un arroyo de aguas frías y cristalinas.
En una visita al museo de un molino de aceite
que allí existe, unos jóvenes que algo festejaban nos ofrecieron unas latas de
cerveza fría. Que amables y que disfrute en aquella calurosa hora en torno al
medio día. En general, siempre encontramos personas serviciales y atentas en
todos nuestros recorridos.
-San Martín de Trevejo.- Otro bello municipio característico de la zona. Por
algunas de sus calles fluye agua por pequeños canales, algo similar a como
ocurre en el pueblo salmantino de Candelario, del que ya comenté en una entrada
anterior.
También en este caso, gozamos varias veces “pateando” sus calles, pero
la última visita coincidió a media tarde con un calor sofocante y nos limitamos
a buscar la sombra de los soportales de una plaza y refrescarnos con varios
helados.
De todas formas, tanto esa comarca como la lindante de Las Hurdes,
debido a su altitud y boscosidad, no son tan extremas con los rigurosos calores
veraniegos como el resto de la región. Incluso, por las noches refrescaba y
podíamos disfrutar de deliciosas temperaturas.
El 4 de agosto iniciamos el regreso, pero haciendo la refrescante parada
para el baño ritual del conductor (mi cuñado Eduardo, como de costumbre) en la
piscina de Pedro Chate, en el término de Jaraíz de la Vera. También pausa para
el descanso y el almuerzo.
Otras visita de camino fueron el Monasterio de Yuste, aunque esa vez no
visitamos su interior. Sí el cementerio alemán situado en su proximidad.
No hace muchos años, la embajada alemana de acuerdo con las autoridades
españolas, decidieron sepultar allí los restos de los soldados alemanes
víctimas de las dos guerras mundiales que por alguna causa habían caído en
territorio español y estaban desperdigados por diferentes lugares.
Se eligió la cercanía de ese monasterio, por ser donde se retiró,
falleció y estuvo enterrado hasta trasladar sus restos al Escorial, el
emperador común, Carlos I de España y V de Alemania
Previamente, antes de llegar de anochecida a Sevilla, por la ruta de la
Sierra Norte sevillana, hicimos otra parada en mi pueblo, Campillo de Llerena
(Badajoz), donde mi cuñado hizo fotos del arroyo y de los Grupos Escolares, que
me sirvieron para presentar en este mismo blog, sendas entradas etiquetadas en
mi etapa infantil.
-IN MEMORIAN.- Aquel fue el último y menos intenso de los recorridos
veraniegos, pues básicamente procurábamos, en lo posible, dar ánimo y facilitar
reposo a mi cuñada Gloria quien,
desde tiempo atrás, venía luchando valerosamente contra una grave dolencia;
cruel enfermedad que le arrebató la vida al verano siguiente.
Parte esencial del Grupo, por su dulzura, su pronta sonrisa, su
generosidad, su conformismo, su adaptación a cada situación y siempre con ánimo
conciliador ante la más leve controversia, propia de toda convivencia. Además
llevaba equitativamente las cuentas comunes, a veces con una nota humorística o
anecdótica sobre el establecimiento donde se producían los gastos.
Para entonces yo tenía muy avanzada la escritura de estos relatos y fue
tan intenso el sentimiento de tristeza que nos invadió, que surgieron serias
dudas de cómo proceder en adelante con los mismos.
Finalmente se decidió publicarlos todos en su RECUERDO Y HOMENAJE pero,
como si ella siguiera con nosotros, no publicar la tragedia hasta el final y
así no darles un fondo triste, contrario al espíritu de este blog.
Como acostumbro en estos casos, remedando a la antigua Roma, le aplico
el epitafio: Que la tierra le sea leve.
P.D.- Como cuando ocurrió el
fatal desenlace ya tenía escrito un apéndice, independiente a los viajes del Grupo, pero relacionados con el mismo,
he decidido publicarlo en la siguiente entrada, pero después sí considero
llegado el momento más conveniente, para dar un brusco cambio temporal y dejar
“aparcado” este tema.
Salvo alguna excepción, todas las fotos que ilustran las entradas de
estos viajes, fueron tomadas por mi cuñado Eduardo.