-ALBARRACÍN.- En ese bello pueblo turolense (clasificado entre los más bellos de
España. A nosotros así nos lo pareció), enclavado en la sierra a la que da
nombre, de trazado irregular, con calles por lo general empinadas, construido con piedra casi en su totalidad y
rodeado por el río Guadalaviar, que le da fertilidad, arbolado y frescor, establecimos
nuestro "cuartel general" en la primera etapa del viaje veraniego del
año 2010. Fue la ruta más larga y variada de cuantas hicimos.
En Albarracín nos alojamos durante tres
noches, desde el día 5 de julio hasta la mañana del día 8.
Como era normal en esos viajes, aparte de
conocer bien la población de hospedaje y disfrutar de la cena en alguna
terraza, amenizada por una grata tertulia, nos dedicábamos a viajar por los
lugares próximos que considerábamos de interés. De esa forma, por ejemplo, llegamos
a Fuendetodos, para ver la casa natal de Goya, o a Cariñena, pueblo famoso por
sus vinos, pero las visitas más destacadas merecen comentarios aparte. Fueron
las siguientes:
-Teruel.- Nos resultó muy placentero pasear por esa
pequeña capital de provincia y así poder contemplar su rica arquitectura en estilo
mudéjar, que por algo ha sido catalogada como patrimonio de la humanidad.
La plaza del Torico es conocida por su tipismo, su forma triangular y porque es
el centro cívico de la ciudad. La estatua del dicho torico, colocada encima de
una columna que en su parte baja sirve de fuente de cuatro caños, a nosotros
nos pareció minúscula, pero para los turolenses resulta emblemática, por su
relación con la leyenda fundacional de la actual población en el siglo XII.
-Pueblo viejo de Belchite.- A consecuencia de los bombardeos aéreos y artilleros que sufrió
Belchite durante la Guerra Civil, aquella próspera población zaragozana quedó
prácticamente arrasada. La batalla, que tuvo lugar entre agosto y septiembre de
1936, fue enconada y sangrienta, llegándose a la lucha casa por casa y a
enfrentamientos cuerpo a cuerpo.
Terminada la contienda en 1939, decidieron
mantener el pueblo en el estado que quedó tras los combates y construir en sus
inmediaciones un nuevo Belchite. ( Siguiendo la línea de este blog, no voy a
entrar en valoraciones, aunque no fue, ni mucho menos, el único exponente de
aquella barbarie)
Pasear solitarios una mañana de verano por el
trazado de las calles del pueblo viejo, rodeados de escombros y de edificios
derruidos, con muros aún en pie, pero con las huellas de las bombas o la metralla,
nos resultó sobrecogedor.
Escribiendo este relato me he informado por
Internet, que las autoridades municipales del nuevo pueblo han vallado el
antiguo recinto para evitar los expolios y vandalismo que venía sufriendo, así
como el peligro de derrumbes sobre los visitantes. Ahora solo se puede acceder
a horas determinadas, previo pago de una tasa y con guías. Medida que considero
muy a propósito.
Cuando el pueblo viejo tenía libre acceso a
cualquier visitante, se convirtió por las noches en un "paraíso" para
los amantes de los fenómenos paranormales como las psicofonías, “manifestaciones”
de las que hay abundante información en Internet.
-Laguna de Gallocanta.- Es una laguna de agua salada, que junto a la de Fuente de Piedra
en la provincia de Málaga, de la que más adelante hablaré, pues también la
visitamos en el mismo viaje, forman el mayor humedal de esas características en
España.
En realidad esa expedición no estaba prevista
en la ruta. Surgió de imprevisto, cuando en una señal de tráfico apareció una
indicación de salida a la laguna y me recordó mis infantiles clases de
geografía. Solicité al incansable conductor, mi cuñado Eduardo, el desvío para
conocer aquellos parajes y al final, accedió complaciente. Rodeamos casi todo
el contorno y nos paramos en los observatorios para ver las aves lo más cerca
posible.
El atractivo principal del entorno se da en
otoño cuando miles y miles de grullas procedentes de países nórdicos de Europa
hacen una parada de descanso en su destino a los humedales, olivares y dehesas
de Extremadura y parte de Andalucía Occidental, donde permanecen hasta finales
del invierno. Sin embargo, un número determinado de esas aves –supongo que las
más perezosas- se quedan en Gallocanta hasta su retorno.
-Nacimiento del río Tajo.- Nos llegamos a los Montes Universales, en la Sierra de Albarracín, para
ver el nacimiento de ese río. Merece la pena contemplar el paisaje y las
estatuas metálicas alegóricas al nacimiento, pero luego quedamos decepcionados
al comprobar que el río más largo de la península Ibérica nazca de una forma tan
modesta, pues no es sino un hilo,
un simple chorrito de agua, al menos cuando lo vimos, en pleno verano.
-Nacimiento del río Cuervo.- Como contraste, este humilde río, afluente de un afluente del Tajo, nace
de forma majestuosa y en cascadas ramificadas en un paraje de frondosos montes
de la provincia de Cuenca. Creando en su entorno un ambiente refrescante, muy
de agradecer en los calurosos momentos de nuestra llegada, en torno al
mediodía.
Antes de regresar a Albarracín, dedicamos la
tarde a recorrer por la provincia de Guadalajara el Parque Natural del Alto
Tajo, que aún adolescente ya tiene hechuras de río
importante. El paisaje es precioso, de montes agrestes y arbolados. Durante el
trayecto hicimos una parada refrescante en la laguna de Taravilla.
El día 8 de julio tomamos rumbo a Calpe, pero
ese relato queda ya para la próxima entrada.
P.D. Para no dar una imagen tan pobre del nacimiento del río Tajo, también he creído oportuno añadir una foto de épocas no veraniegas, cuando brota de forma más caudalosa.
P.D. Para no dar una imagen tan pobre del nacimiento del río Tajo, también he creído oportuno añadir una foto de épocas no veraniegas, cuando brota de forma más caudalosa.